León Valencia, el director de Arco Iris, se da un momento para la añoranza de sus épocas como terrorista del ELN, recordando para la BBC de Londres el apoyo de Muamar Gadafi a las Farc, el Eln, el M-19 y otras organizaciones terroristas de Colombia y Latinoamérica desde hace décadas; un apoyo también brindado por los gobiernos de Cuba, Bolivia y Venezuela, así como por amplios sectores de la izquierda latinoamericana que en algún momento encontraron en Libia apoyo o inspiración[1].
"Fue a mediados de los 80 que se inició una relación muy fuerte entre las guerrillas colombianas con el gobierno libio", le dijo a BBC Mundo León Valencia, director de la Corporación Nuevo Arco Iris y antiguo miembro del Ejército de Liberación Nacional, ELN. "Pero antes de eso ya había una fuerte coincidencia ideológica… en los años 70 muchos movimientos guerrilleros colombianos encontraron inspiración en las ideas del manifiesto político de Gadafi, el famoso "Libro Verde… Era una alternativa interesante al proyecto soviético"[2].
Según el nicaragüense Erik Flakoll Alegría, Gadafi ya era un aliado del Frente Sandinista incluso antes de triunfo de la revolución nicaragüense, que se produjo en julio de 1979. "La prueba es que Tomás Borge fue a Libia casi inmediatamente después del triunfo. Y luego hizo muchos otros viajes, en algunos de los cuales yo lo acompañé", recordó Flakoll, quien se desempeñaba como intérprete y encargado de seguridad del comandante sandinista que fue miembro de la junta de gobierno y luego ministro del Interior. "La ayuda libia era bastante cuantiosa. Estoy hablando de centenares de millones de dólares", le aseguró a BBC Mundo. El apoyo "oficial" del gobierno libio a su similar de Nicaragua terminaría dejando una deuda de US$313.6 millones, condonada parcialmente en febrero de este año[3].
"Pero además había un envío muy importante de armas, que no eran sólo para Nicaragua, sino también para El Salvador", afirmó Flakoll[4].
León Valencia, por su parte, afirma que el apoyo de Libia a las guerrillas colombianas incluyó -además del ELN-, a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC; al Movimiento M-19, al Ejército Popular de Liberación, EPL, y "otros grupos pequeños", organizados en la Coordinadora Nacional Guerrillera colombiana.
Cínicamente Valencia afirma que “Gadafi no pedía mucho. Lo que aspiraba era que estas organizaciones golpearan intereses norteamericanos, lo que pedía era que atacaran embajadas y objetivos de los EE.UU.".
Imagínese, apreciado lector, el alcance de tal afirmación de León Valencia, atacar mediante acciones terroristas objetivos de otros países es considerado por este nuevo vocero de la paz y la moralidad, era pedir poco por parte de Gadafi; con razón el sesgo de sus ‘sesudos’ análisis sobre la situación colombiana, el narcoterrorismo es poco, sus efectos criminales sobre la sociedad y el pueblo colombianos son nimios.
No hay que llamarse a engaños, esta es la catadura moral de quienes habiendo pertenecido a la izquierda terrorista no han abandonado sus ideales y hacen lo que esté a su alcance por legitimar las acciones criminales de quienes insisten en el camino de las armas para la toma del poder o para imponer revoluciones socialistas a cualquier costo.
Si el Director de una Corporación que dice trabajar por el establecimiento de la paz, que ahora posa junto al Presidente para hablar de justicia y reparación dice que la petición de cometer actos terroristas a cambio de ayudas económicas, o en armas y entrenamiento, es poca cosa, que estarán pensando los criminales que ordenan atentados y acciones terroristas a diario. El lenguaje los une, justifican esos crímenes pero osan hablar de diálogos y de paz. Esos son los verdaderos enfermos mentales, no quienes se oponen con razones jurídicas y políticas a negociar con el enemigo a cualquier costo.
León Valencia y Erik Flakoll Alegría, llevados por la emoción de sus recuerdos descubren la realidad de los nexos de gobiernos con las organizaciones narcoterroristas latinoamericanas, algo que la izquierda recalcitrante y la misma Corporación Nuevo Arco Iris han pretendido ocultar; para el caso colombiano el probado apoyo de gobiernos como los de Cuba, Bolivia y Venezuela, así como por amplios sectores de la izquierda latinoamericana que en algún momento encontraron en Libia apoyo o inspiración.
Hay quienes dicen que prefieren a los terroristas disparando desde las trincheras de las ONG, los periódicos y otros medios, sus andanadas verbales, pero como se aprecia en las declaraciones de León Valencia a la BBC, no se contentan con ello, siguen disparando balas ideológicas que alimentan el narcoterrorismo como medio para tomarse el poder e imponer sus desuetas ideologías. El lobo no deja de ser lobo por vestirse de oveja.
[1] SEMANA. Los vínculos de la Libia de Gadafi con las guerrillas de América Latina. En: http://www.semana.com/mundo/vinculos-libia-gadafi-guerrillas-america-latina/157321-3.aspx
[2] Ibíd.
[3] Ibíd.
[4] Ibíd.
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