Con este mismo título la revista Semana da cuenta de un comunicado del llamado Secretariado de las Farc-ONT, en el que supuestamente insisten en buscar una salida humanitaria al conflicto, basada en una "solución política" a la que "jamás" han renunciado, dicen[1].
Para la narcoguerrilla, "es la movilización de todos los sectores de la sociedad colombina quien impondrá la salida política del conflicto, iniciando con el acuerdo humanitario que libere a todos los presos políticos que se encuentran en las cárceles del régimen y a los prisioneros de guerra en poder de la insurgencia"[2].
Insistes así, cuando se cumple el 47 aniversario de su creación, en su propuesta del intercambio humanitario, que consiste en "canjear" a 17 militares y policías a quienes mantiene secuestrados, algunos desde hace más de 12 años, por medio centenar de rebeldes presos en Colombia y Estados Unidos[3].
Nada nuevo, ninguna propuesta real contiene ese comunicado de las Farc-ONT, vuelven a llover sobre lo mojado en la continuación de una cruel burla a la sociedad colombiana y la comunidad mundial.
Sintiéndose amparadas por las desafortunadas decisiones del poder judicial, que ha decidido no tener como pruebas o evidencia de la criminalidad fariana los documentos y correos encontrados en el computador personal del abatido Raúl Reyes, recurren ahora al expediente de la salida civilizada y del intercambio para presionar sentencias favorables a los delincuentes capturados y que son actualmente procesados, para que esos juicios sean anulados, tarea que están cumpliendo los colectivos de abogados citando la sentencia de la Corte Suprema de Justicia.
A este comunicado la respuesta del Gobierno no puede ser diferente a la ya pronunciada en su comienzo, exigir al grupo narcoterrorista "menos palabras y más hechos de paz", como la liberación de todos los secuestrados y el cese del terrorismo, para poder iniciar un diálogo.
Sobre esa exigencia ni las Farc, ni sus áulicos y agitadores políticos, han querido dar respuesta, siempre la han eludido; en este punto la sociedad colombiana no puede llamarse a engaño, el comunicado de las Farc es el mismo que pronunciaban antes de la experiencia del Caguán, cuando tenían secuestradas a unidades policiales y militares. Es el mismo que han utilizado a través de su historia para engañar cuando se sienten acorralados y derrotados, para obtener espacios en los cuales pueda reorganizarse para continuar su arremetida terrorista y fortalecer su negocio narcotraficante.
Valdría la pena que le explicaran al país a qué se refieren cuando afirman que en este casi medio siglo de confrontación armada, hemos puesto todas nuestras energías por la solución política del conflicto[4], cuando la realidad es que su esfuerzo solamente ha servido para causar más de 25.000 asesinatos, más de 3.500 secuestros, más de 1.500 colombianos mutilados, por no hablar de los invalorables daños ecológicos en los atentados a la estructura petrolera; ese esfuerzo sólo les ha servido para reclutar a más de 10.000 menores de edad que son utilizados como carne de cañón o instrumentos de satisfacción sexual de los cabecillas de esa organización criminal.
Las Farc en estos 47 años se han paseado impunes por todo el código penal colombiano y por la cartilla de violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario, atendiendo lo que dijera Tirofijo sobre la Convención de Ginebra y sus Protocolos adicionales, ‘nosotros no firmamos esa vaina’ señalaba en el paraíso del Caguán a los periodistas nacionales y extranjeros.
Cómo pueden entonces hablar de salidas políticas o acuerdos humanitarios, si ellos no se sienten obligados por el DIH y de ahí su insistencia en el terrorismo como arma política o en el narcotráfico como medio de financiamiento.
Con las Farc no puede haber diálogo mientras no haya un giro de 180º en su accionar criminal, mientras no renuncien al narcotráfico y el terrorismo, mientras no liberen sin condiciones a todos los secuestrados, incluidos los niños y niñas utilizados como instrumento de guerra y se sometan al imperio de la ley.
No hay comentarios:
Publicar un comentario