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martes, 17 de mayo de 2011

LA REALIDAD SOBRE AL QAEDA Y LAS FARC


Con ocasión de la baja de Osama Bin Laden, como ocurrió cuando se eliminó a alias Raúl Reyes, muchos columnistas se rasgaron las vestiduras y reclamaron un trato humanitario y conforme a derecho para este tipo de terroristas. No dudaron en calificar al presidente Barack Obama como asesino, lo que por tiempo han hecho con el expresidente Uribe y con las Fuerzas Militares de ese y éste país.

Seguramente esos periodistas y opinadores siguen considerando como ‘altruismo humanitario’ el uso indiscriminado de armas no convencionales, el secuestro, el reclutamiento forzado de niñas y niños, el abuso sexual de los mismos, la voladura de centros médicos y educativos, de ahí que reclamen el reconocimiento de beligerancia para estos grupos terroristas, con todo y lo desueta que resulte la figura del derecho internacional.

La realidad es que los grupos talibanes afganos y las Farc se han convertido en las dos mayores organizaciones narcotraficantes del mundo, no solo involucrados en el tráfico de drogas, sino en el de seres humanos y el lavado de activos ilícitos, como se denunció en un Simposio internacional llevado a cabo en Lisboa, Portugal.

Tal aseveración debe llevar a una conclusión lógica. Colombia no afronta un conflicto interno por razones políticas o ideológicas, Colombia ha sufrido la acción del narcoterrorismo en sus más diversas expresiones, ahora representado por las Farc y Eln, reconocidas como organizaciones terroristas por la comunidad mundial y ahora evidenciadas como organizaciones narcotraficantes.

Ese es un hecho tan evidente que no hay explicación para que los diferentes gobiernos nacionales, con la excepción de Álvaro Uribe Vélez, se hayan negado a tal reconocimiento de la naturaleza de las organizaciones armadas ilegales, lo que indudablemente ha alentado su accionar con la convicción de que una negociación política en último caso sería la puerta de salida hacia la impunidad.

A las Farc y Eln, como sucede con Al Qaeda, no les interesa realmente renunciar al terrorismo, es su fuente para mantener un negocio del que se dice mueve aproximadamente el 1,5% del PIB de todo el planeta, como se demostró en el Simposio realizado en Lisboa.

La degradación de estas organizaciones no es un fruto de la propaganda del Estado, es una realidad que deben asumir día a día quienes sufren sus acciones criminales; detrás de las mafias microtraficantes en las principales ciudades, de las llamadas oficinas de cobros y todas las manifestaciones criminales que afectan la seguridad ciudadana están las milicias de las Farc y Eln, hecho evidente que nuestras autoridades civiles y judiciales pretenden ignorar para presentar mejores resultados de papel en las estadísticas.

De tiempo atrás se ha denunciado la vinculación de las Farc con sus pares mexicanos como responsables de la violencia que se vive en ese país. La Procuraduría General de México comunicó oficialmente en noviembre de 2000, que el médico colombiano Carlos Ariel Charry Guzmán estaba detenido en una prisión de máxima seguridad de ese país y que la más poderosa organización criminal mexicana, el llamado cartel de Tijuana de los hermanos Arellano Félix, con el cual Charry se reunió, ha enviado armas y dinero a las Farc a cambio de grandes volúmenes de cocaína. Cobra piso así la revelación hecha en su momento por la revista Cambio y que fue enfáticamente desmentida por Raúl Reyes, se probó sin embargo y sin lugar a dudas, que aprovechando la zona de despeje, el Mono Jojoy había enviado a México a su amigo Charry, quien tenía una clínica en el Caguán, a negociar coca por armas.

La prensa chilena describe a las Farc como un cártel de la droga, no como una organización insurgente enfrentada al Estado. Esa organización que nació para luchar contra la oligarquía, señala la prensa chilena, hoy se ha reconvertido en un potente traders que distribuye cocaína a México y a Europa. Hasta esa visión medio romántica setentera de los movimientos izquierdistas la perdió hace rato. Es un Estado dentro de otro Estado. De ahí la legítima lucha que emprende el presidente colombiano (Uribe Vélez), para terminar con esa amenaza. Ya las redes de los narcos no pasan por esas figuras caricaturescas como Pablo Escobar o la familia Orejuela. Hoy según todos los analistas y las personas medianamente informadas saben en Colombia, el narcotráfico está enquistado en las Farc.

El único país del mundo donde se les rinde culto a Farc y Eln, lamentablemente es Venezuela y de manera oficial; no se puede olvidar que Hugo Chávez fue el único mandatario mundial que pidió oficialmente un minuto de silencio en memoria del abatido terrorista alias Raúl Reyes y lideró un intento continental por aislar a Colombia cuando se dio de baja a ese bandido; es el único país del mundo donde se erige un busto del también fallecido Tirofijo y se financia y alienta un grupo político que tiene a los líderes de las Farc como sus presidentes, el Movimiento Continental Bolivariano MCB.

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