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jueves, 17 de marzo de 2011

POBLACION CIVIL DEL CAUCA, OBJETIVO DE LAS FARC


Nada tiene de altruista o de insurreccional lo sucedido en el día de ayer en Patía, sur del Cauca, cuando de manera aleve y cobarde los terroristas de las Farc atacaron con cilindros bomba, tatucos, morteros y disparos de fusilería a los pobladores de ese municipio, en un claro intento de amedrentar a la población civil, como estaba consignado en el llamado Plan Renacer de Alfonso Cano publicitado en 2008.

La cobarde acción deja también un peligro latente, especialmente para la infancia y la adolescencia, pues fueron lanzados explosivos que no estallan sino al ser manipulados posteriormente y es un hecho que los menores se sienten atraídos por estos artefactos y resultan víctimas fatales o con lesiones enormes que los invalidan toda su vida.

¿Qué buscan las Farc con estas acciones? Su primer objetivo es demostrar que aún permanecen fuertes y con capacidad de hacer daño, para presionar los diálogos que tanto señalan sus voceros políticos e imponer condiciones para obtener políticamente lo que nunca alcanzaron por las armas; el segundo objetivo es demeritar lo alcanzado por la Política de Defensa y Seguridad Democrática y un tercer objetivo, quitarle el respaldo poblacional a la Fuerza Pública con el apoyo mediático que mostraría que ésta es incapaz de proteger a la población.

No puede perderse de vista que estamos ante una guerra asimétrica en la que el enemigo recurre a toda clase de terrorismo y acciones para ganar posicionamiento como posible elemento de poder, para ello recurre a cualquier tipo de alianzas a fin de ganar movilidad, como ocurre en las alianzas con las Bacrim que se da especialmente en el sur colombiano, y que el objetivo de las narcoguerrillas es precisamente quebrar mediante el terror la voluntad de oposición a sus intereses expresada por la sociedad (4 de febrero de 2008), que terminaría exigiendo al gobierno negociar con ellas y aceptar sus condiciones.

El terror ejercido de esa manera pareciera estar dando resultados, por ejemplo, en el prolongado conflicto israelí-palestino y la sociedad mundial termina poniendo en riesgo la supervivencia de Israel cediendo a las condiciones del extremismo terrorista palestino al reconocer un Estado palestino por fuera de las conversaciones de paz adelantadas con Israel.

El concepto de la guerra asimétrica indica como un enemigo pequeño puede enfrentar con éxito a uno militarmente más poderoso y alcanzar la victoria, para ello combina aspectos armados, políticos, informativos, de operaciones de infiltración en el Estado y las instituciones a fin de atacar desde adentro la legitimidad de ese mismo Estado, evitando la confrontación directa con las fuerzas militares legítimas y recurriendo a actos calificados de terrorismo aunque ello implique la comisión de delitos de lesa humanidad a fin de quebrar y dividir a la sociedad. Alcanzado ello, lograr el poder es el paso a seguir.

Desafortunadamente el poder político no aprecia la dimensión de esa amenaza y minimiza ciertas acciones que el terrorismo adelanta en campos distintos al militar, bajo la premisa de fortalecer la democracia se permite su debilitamiento. Dijo el General Stanley McCristal: Es imposible ganar un conflicto asimétrico con un componente exclusivamente militar. Los militares aportamos un elemento de reacción inmediata, de seguridad, pero hoy las guerras desatadas por el terrorismo se apoyan en un enemigo invisible compuesto por actores civiles, narcotraficantes, terroristas, ONG y agentes internacionales.

Desalojadas las facciones armadas de las Farc y Eln de lo que consideraban sus santuarios, aún mantienen un poder invisible dentro de las regiones que atemoriza a la población. Sea con milicianos bolivarianos, comandos móviles, asociaciones o comunidades indígenas y comunidades de paz bajo su control, el mismo fenómeno se repite en el Catatumbo, sur de Tolima y Huila, el Putumayo, Cauca, Nariño, zonas de Arauca, Guaviare y Vaupés. De esta manera, las Farc y el Eln logran un real dominio territorial sin que nuestros militares puedan hacer mayor cosa para impedirlo(1).

Es tan grave la infiltración que logran los narcoterroristas, que a la sociedad hoy le escandaliza más y se hace condena pública de alguna conducta punible cometida por un miembro de las Fuerzas Militares y mediáticamente esa responsabilidad se traslada a toda la Fuerza, mientras se contemplan como normales y apenas son motivo de alguna reseña periodística hechos tan graves como el sucedido en Patía o lo que viene sucediendo con los continuos ataques a la población civil en otras regiones del Cauca, y lo que es más paradójico la culpa de esos ataques también es trasladada a la Fuerza Pública, de tal manera que los antisociales siguen siendo presentados como luchadores altruistas.


[1] APULEYO MENDOZA, Plinio. La guerra asimétrica. Periodismo sin Fronteras. En: http://www.periodismosinfronteras.com/la-guerra-asimetrica.html

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