El término de guerra sucia corresponde al imaginario como la definición de las acciones desarrolladas contra el enemigo político del Estado de derecho; nació políticamente de lo ejecutado por los regímenes de facto encabezados por militares en muchas regiones del mundo en los años 70 y extendido o a cualquier acción preventiva de los regímenes de occidente; cualquier denuncia contra los movimientos, partidos, organizaciones, incluidas las organizaciones armadas ilegales , fueron denunciadas como guerra sucia contra la oposición o las posibles amenazas contra el Estado.
La izquierda sabe porque lo dice y concibe, mientras esas prácticas son concebibles y de uso diario en el totalitarismo, son un delito condenable en la democracia, tanto así que hoy la denuncia se extiende a todos los continentes; paradójicamente desde quienes defienden los mismos modelos socialistas y contra quienes defiende y defendieron el orden democrático occidental.
Lo curioso es que la protección judicial se pide una vez el enemigo ha logrado un control sobre los aparatos judiciales que deberían velar por la aplicación irrestricta de los derechos fundamentales de todos los ciudadanos y de las personas jurídicas que pueden ser afectados por cualquier acción considerada ilegal. Así hoy, las “chuzadas” que comprometan a miembros del gobierno o de la sociedad considerada incómoda para la intención del PC3 (Farc y Eln), o del narcotráfico, no resisten la controversia de la prueba porque son rechazadas por los jueces y fiscales, pero las presentadas por los antiguos delincuentes, en tanto no controvertidas, se vuelven indicio o prueba real si atacan al sistema, especialmente al gobierno Uribe, pero dejan libre de culpa todo lo ocurrido anteriormente.
No es hablar por hablar, antes de Uribe ANNCOL jamás hacía referencia a las mismas constitucionales legales o constitucionales, su discurso invocaba las normas internacionales como el Pacto de San José para amenazar las decisiones penales, como efectivamente lo hacían ciertos colectivos de abogados y comunidades de paz; la diferencia es que los gobiernos transaban, negociaban, accedían; se acordaban mesas de paz, diálogos, conversaciones, acuerdos, etc., hasta se pintaban palomitas blancas en cuanto espacio libre hubiere en medio del grafiterio o las propagandas que no pagan ningún impuesto, ni le responden a nadie. Hay que recordar que la muerte de José Raquel Mercado, líder sindical, nunca ha sido objeto de investigación, identificación de responsables y judicialización de los mismos, fue un argumento esgrimido por el M-19 para obtener la impunidad, dicen ellos que la mayoría se expresó en los grafitis por su muerte.
Para el país agrícola de los 50, la decisión de los bandidos que conformaron el núcleo de las llamadas “autodefensas campesinas”, que influenciadas por el Partido Comunista, cobraron forma con la coincidencia de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948.
En esa época de nuestra historia todo hecho o toda actuación de los directorios políticos nacionales, departamentales y municipales, era el detonante para una guerra no acabada. El país les mandó un mensaje; el gobierno no quería incurrir en represalias contra los guerrilleros liberales que se denominan entonces “comunes”, la respuesta se refleja en los mismos diarios comunistas: Tres oficiales y dos agentes de policía fueron masacrados a escasos 150 Km. de Bogotá; doce (12) soldados que custodiaban una carga de intendencia corrieron la misma suerte y al menos cincuenta (50) soldados que custodiaban cargas de suministro en las zonas de influencia de las autodefensas de los caciques liberales en Chaparral, Rioblanco y La Herrera, el Támaro y otras zonas, antes de culminar el término del armisticio y el indulto otorgado por el gobierno.
Mantener vivo el reclamo de Pedro Antonio Marín, alias Manuel Marulanda, alias Tirofijo, es uno de los objetivos estratégicos de las narcoguerrillas; la historia se reduce a la pelea por la tierra y el derecho a sostener las gallinitas y los marranos que le mataron en la Operación Marquetalia; lo que indudablemente contribuye a mantener su imagen de guerrillero histórico en la lucha campesina, que utiliza el marxismo-leninismo o neocomunismo. Es el mismo mito que se quiere crear con Víctor Suárez Rojas, alias el mono Jojoy, para mantener viva la esperanza frente a la derrota, que sin pasar saliva quisieran algunos evitar en torno a Guillermo León Sáenz Vargas, alias Alfonso Cano en su permanente huida por el Cañón de las Hermosas.
No importa que tanto haya avanzado el PC3, el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia; tan pronto las Farc hayan perdido sus centros estratégicos, como la fila de fichas del dominó todo se derrumba. Por más compartimentadas que estén siempre tienen un flanco débil; para ser invencibles es que dejen de existir y quizá a sus nietos les puedan contar que fueron parte de algo y aspiren como Mujica a ser Presidentes de una República.
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