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lunes, 31 de enero de 2011

LA CRISIS DE LAS FF.AA. VENEZOLANAS.


El exministro de defensa y excanciller venezolano Fernando Ochoa Antich, General en retiro de las FF.AA. venezolanas, envía un claro mensaje a los hombres de armas del país hermano, a la comunidad nacional e internacional, sobre la destrucción de la institucionalidad militar que ha causado el régimen comunista de Hugo Chávez Frías, sobre los peligros del armamentismo y el desarrollo del concepto de guerra asimétrica que promueve el gobierno en ese país.

Soy del concepto, dice el señor General Ochoa Antich, que la eficiencia de unas fuerzas armadas profesionales no se mide exclusivamente por la capacidad del armamento que, en un momento determinado, puede haberse adquirido. Es diferente, cuando el armamento es producido por su propia capacidad industrial. En ese caso, dicho armamento si muestra su potencialidad militar. De todas maneras, es importante saberlo, unas fuerzas armadas profesionales se sustentan más en los valores militares y morales de su personal, surgidos de una exigente meritocracia, que del material de guerra disponible. La pregunta que debemos tratar de responder es si realmente el régimen chavista ha fortalecido esos valores o por el contrario los ha comprometido con su equivocada política militar[1].

Señala Ochoa Antich como causas de la degradación de las FF.AA. las siguientes: Durante los doce años de gobierno se han aprobado varias reformas de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada. En los cambios organizativos se ha buscado centralizar el mando en el presidente de la República, al concederle grado y mando militar, debilitando la capacidad de acción del ministerio de la Defensa y del Comando Estratégico Operacional; y la autonomía de las distintas Fuerzas. Lo más grave ha sido crear la Milicia Nacional Bolivariana, irrumpiendo el concepto profesional de reserva, para transformarla en una organización estructurada con personal no formado dentro de los valores militares. La facilidad de acceso que se les ha dado a muchos ciudadanos, valorando exclusivamente su lealtad a unas ideas políticas, compromete gravemente nuestra unidad doctrinaria[2].

Continúa el señor General señalando como esa debilidad organizativa, se ha visto incrementada por un manejo de personal que ha debilitado los valores fundamentales de disciplina y subordinación y comprometido el entrenamiento y la operatividad militar de nuestra organización. No hay duda que son tres las medidas que más han perjudicado estos valores: la utilización masiva de personal militar en cargos civiles, la creación de los oficiales técnicos y la exagerada politización de los cuadros militares. En el primer caso se rompe la posibilidad de la valoración meritocrática del personal al obtener un mayor reconocimiento aquellos que desempeñan cargos civiles. En el segundo caso, se han irrumpido los valores mínimos de disciplina al subordinar a antiguos suboficiales a oficiales que habían sido sus superiores[3].

Así mismo señala como la politización de la Fuerza Armada ha venido comprometiendo su prestigio. El efecto sobre el respaldo nacional que siempre necesita unas fuerzas armadas para poder defender la soberanía nacional es inmediato. Al vincularse el prestigio institucional con la acción de un gobierno en particular y no con el Estado, conduce a que ese respaldo empiece a ser absolutamente parcial: solo aquellos que ven con simpatía la acción del gobierno. En 1998, las Fuerzas Armadas era una de las dos instituciones más reconocidas de la sociedad venezolana. Eso se termino hace tiempo. El único responsable de la destrucción de la Fuerza Armada es Hugo Chávez. La oposición sólo será garantía de profesionalismo y de respeto a los valores militares. Esa es la verdad[4].

Ya la Unión de Organizaciones Democráticas de América, UNOAMERICA, había advertido desde septiembre de 2009 en la obra El plan del Foro de Sao Paulo para destruir las Fuerzas Armadas, como las Fuerzas Armadas latinoamericanas son objeto de un ataque sin precedentes. La ofensiva se realiza en todas las naciones -aunque con métodos diferentes- para lograr un mismo fin: la destrucción definitiva de las instituciones armadas[5].

Lo que sucede en Venezuela no es ajeno a lo que está ocurriendo en Colombia, donde el gobierno trabaja hombro a hombro con las Fuerzas Militares, las ONGs de izquierda, financiadas desde el exterior, hacen de las suyas, acusando injustamente a héroes militares, para minar la moral de la Institución. La teoría de los “falsos positivos”, inventada por la izquierda, está haciendo estragos en Colombia, al convertir a muchos terroristas y narcotraficantes, en supuestas “víctimas” del sector castrense[6], como quedará consignado en la llamada Ley de Reparación de Víctimas impulsada por el gobierno de Juan Manuel Santos. El hecho de que la ofensiva exista de manera casi idéntica en naciones con gobiernos de diferente ideología, demuestra que se trata de una estrategia supranacional, orquestada desde fuera de nuestros propios países.

El 3 de julio de 2011 se cumplirán veintiún años de la fundación de una organización política denominada el Foro de São Paulo (FSP), que agrupa a casi todas las izquierdas de Iberoamérica, incluyendo a los movimientos guerrilleros armados, entre los que se cuentan las Farc y Eln, como también el Polo Democrático Alternativo. Se llamó así porque su primera reunión se llevó a cabo en esa ciudad brasileña. El FSP fue convocado por el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, de Lula da Silva y la actual presidenta de ese país Dilma Rousseff y el Partido Comunista de Cuba de los hermanos Castro Ruz, con el fin de redefinir los objetivos y las actividades de la izquierda, luego de la caída del muro de Berlín y el derrumbe del comunismo en la ex Unión Soviética.

Los integrantes del Foro de São Paulo no presentan propuestas concretas para resolver los problemas de la región; y en la práctica no los han solucionado cuando han llegado al poder. Su único discurso consiste en criticar el orden existente: la globalización, el neoliberalismo, el libre comercio, el imperialismo y los partidos políticos tradicionales. Armados de estadísticas, los miembros del FSP hablan constantemente del fracaso del capitalismo moderno[7].

Pero más allá de la reedición del mismo discurso comunista de la guerra fría, el FSP busca repetir en América Latina el mismo fracaso económico y político que dio al traste con la pretendida revolución soviética y el modelo socialista en Eurasia y la misma China continental que ha decidido recurrir al capitalismo como arma económica para mostrar otra cara del comunismo.

El Foro de São Paulo hace de la democracia un baluarte para empoderarse, pero a la vez defiende la revolución comunista cubana y sus métodos, rechazados en el mundo entero por ser una dictadura implacable, que ha asesinado y encarcelado a decenas de miles de opositores, y cercenado sin ninguna contemplación la libertad y la libre expresión de sus ciudadanos[8], situación que hoy vive en Venezuela el autor de la obra citada, el señor Alejandro Peña Esclusa, encarcelado por el régimen chavista bajo sindicación de concierto para delinquir agravado como diría nuestra Corte Suprema de Justicia al perseguir a quienes han combatido el comunismo en Colombia.

El FSP se opone verbalmente al terrorismo y la violencia, pero dentro de sus filas existen grupos guerrilleros, como las FARC y el ELN, que practican diariamente el terrorismo y la violencia. Igualmente condenan el narcotráfico, pero existen pruebas irrefutables de la vinculación de algunas de sus organizaciones con la producción y comercialización de narcóticos, siendo los más conspicuos los movimientos guerrilleros colombianos[9].

No todos los del FSP se identifican con la lucha armada y con los procedimientos ilegales que utilizan los grupos más radicales del Foro. Sin embargo, en lugar de desvincularse de ellos y denunciarlos públicamente, se sientan en la misma mesa y comparten una misma estrategia de acción, como lo demuestra el reconocimiento al llamado Movimiento Continental Bolivariano (MCB), en cuya presidencia se reconoce no sólo a Tirofijo sino al actual cabecilla de la banda criminal, Alfonso Cano[10].

Con relación a nuestras FF.AA. el FSP ha considerado que el tema militar tiene que estar en la estrategia de los revolucionarios para romper la dominación; porque, con las diferencias que puedan haber en cada país, éste es uno de los factores de poder fundamentales con el cual tiene que lidiar un proceso revolucionario; ya que precisamente, en una revolución, su principal problema es el del poder, de alcanzar el poder; y éste es uno de los baluartes del poder[11]. De tal manera que si un Ejército no puede ser vencido militarmente, debe recurrirse y acentuarse la lucha político-jurídica para su sumisión.

Ojalá lo señalado por el señor General Ochoa Antich sea asumido por las FF.MM. colombianas, especialmente cuando altos funcionarios del Estado en trance mediático y electorero se expresan llamando a una revisión de la legislación que regula la acción militar desarrollada conforme al Capítulo 7 del Título VII de la Constitución colombiana, asumiendo como crítica democrática el mismo discurso que el narcoterrorismo ha esgrimido desde los años 50 del siglo pasado en el país.





[1] EL UNIVERSAL. ¿Quién desea realmente destruir a la Fuerza Armada? Domingo, 30 de enero de 2011. En: http://www.eluniversal.com/2011/01/30/opi_art_quien-desea-realmen_30A5065895.shtml
[2] Ibíd.
[3] Ibíd.
[4] Ibíd.
[5] UNOAMÉRICA. El plan del Foro de Sao Paulo para destruir las Fuerzas Armadas Septiembre de 2009. Ver: http://www.unoamerica.org/unoTest/upload/apps/El%20Plan%20del%20Foro%20de%20Sao%20Paulo%20contra%20las%20FF.AA..pdf
[6] Ibíd.
[7] Ibíd.
[8] Ibíd.
[9] Sobre este tema ver: http://www.elespectador.com/impreso/judicial/articulo-247770-farc-bacrim-alianza-diabolica
[10] Ver: http://www.caracoltv.com/noticias/mundo/video161493-movimiento-continental-bolivariano-nombra-a-alfonso-cano-jefe-honorario
[11] . El plan del Foro de Sao Paulo para destruir las Fuerzas Armadas. Ob.cit.

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